martes, 12 de febrero de 2013

AFORTUNADO de Elda Díaz









Desde el primer día que entró en mi casa, saludó a mi madre con respeto e incluso con nosotros, los chicos, era siempre serio y cortés, y nada en sus actos me hizo   sospechar  lo que supe después.
Mi madre nunca llegó a pensar que aquel joven tan apuesto pudiera ser el hijo de mi esposo, él nunca le había dicho nada y ella jamás imaginó que sus hijos tuvieran otro hermano. 
El joven era tan atento que no tardó en ganarse a la familia así que, se quedó con nosotros para siempre.  Su madre había fallecido y no tenía a nadie más en la vida.  Bueno, ahora nos tendría a nosotros: su padre y sus hermanos.




DESENGAÑO de Natividad Morín



Desde el primer día, saludó a mi madre con respeto e incluso con nosotros, los chicos, era siempre serio y cortés, ¿por qué había de sospechar, entonces, lo que pasó después?
Una noche, me levanté porque no podía dormir  y salí a la terraza.  Estaba muy oscuro y no me vieron.  Nuestro vecino, ese del que mi madre hablaba tan bien, llegó con otros dos hombres muy elegantes, parecían gente importante y uno de ellos cojeaba.  Nuestro cortés vecino lo ayudaba y no paraba de mirar a su alrededor.  Yo estaba intrigado, porque parecía que estaban huyendo de alguien.  De forma súbita, se oyó a lo lejos, la sirena de la policía y ellos entraron rápidamente en la casa.  Los agentes pararon los coches delante de la vivienda, fueron hacia la entrada y tocaron la puerta.  No respondieron.  Tras insistir, la policía echó la puerta abajo.
Al rato, vi salir a mi vecino y amigos esposados.
-¡Cuando mi madre se enteré, le da algo! –pensé
Al día siguiente salió la noticia de que unos famosos ladrones de cuadros de gran valor, habían sido apresados y encarcelados.
Mi madre sufrió un gran desengaño cuando se enteró.
-¡Qué desilusión! ¿Quién iba pensar que un caballero tan distinguido y cortés era …¡un ladrón de cuadros!?


DAR MARGARITAS A LOS CERDOS de Lucía Hernández



Por más que me he puesto a pensar, no creo posible la idea de que a un cerdo se le den margaritas.  Un santo, con mucho gusto, las aceptaría, pero… ¿un cerdo?, un cerdo no lo haría ni por compromiso.  No le harían ninguna gracia.  Nos diría ¿por qué no pensamos en otra cosa?, por ejemplo maíz, pienso, unas papas, unas coles, legumbres…, pero… ¿flores?.  Me deben dar buena comida, seguiría explicándonos el cerdo, ya que nuestras carnes son muy ricas, aunque aprovecho para decirles que es un crimen matarnos, que también nos ha criado Dios.  En fin, así es la vida.  Ya sé que nos saboreáis en los guisos, los chorizos, las longanizas, sin olvidarnos de ¡los chicharrones!.  Nos recordaría el cerdo que en los campos, casi todos los vecinos tienen uno para su consumo, pero no les alimentan con… mar ga ri tas,   Aunque suene fuerte, cuando nos matan, nos descuartizan, es decir, separan el tocino de la carne limpia, una parte se pone en adobo y la otra se guarda en manteca y van sacando nuestros trozos cuando les sea oportuno.  Los huesos y las costillas se salan y a algunos…¡hay que ponerles mucha sal!.  Cuando se aproxima el invierno y sus días de frío, hacen con una parte de nosotros unos ricos escaldones y con ellos y un buen vaso de vino, ¡adiós frío!.
Esa es la vida de nosotros los cerditos y es que nuestra carne es muy sabrosa.  Y para terminar, les cerdo nos repite para que no lo olvidemos:
-El ramo de margaritas, se lo llevan a un santo, a nosotros los cerdos, el maíz que está muy bueno.




EL DESENGAÑO de Dolores Fernández Cabo




-Roberto fue mi padre, no Rosendo, Roberto Cienfuegos, no se equivoque, que ya de errores y malentendidos, créame, tengo lleno el gorro.
Esta es la respuesta que da Ricardo al secretario del Registro Civil, donde se encuentra solucionando su situación.
El funcionario le enseña los documentos que demuestran que lo adoptaron.  Su verdadero padre, Rosendo, resultó detenido y después fusilado, durante la guerra civil española.  La madre, como hizo constar, al no poder mantenerle, por padecer una grave enfermedad diagnosticada por los médicos, lo cede en adopción a Roberto Cienfuegos, un acaudalado terrateniente que había sido su primer amor.  Al no tener descendencia, este señor lo acepta como hijo suyo.
Ricardo no sale de su estupor y el empleado, al comprobar la palidez de su rostro, se disculpa.
-Siento haberle causado tal desengaño.




ONCE LÍNEAS de Candelaria Bacallado





Voy a tratar de describir en once líneas lo que he vivido las últimas seis horas en el centro hospitalario, donde mi madre terminó su vida.  Siempre he visto a la muerte como algo natural, pero ahora me tocaba de cerca y rozaba sentimientos. 
Aunque la razón me dijera que era ley de vida por su avanzada edad, la visión del dolor y la lucidez mental de su final, hicieron mella en mí.
Doy gracias a Dios por permitirme estar a su lado en esos momentos, cerrando un ciclo de mi vida, también.  Me dejó con una sensación de paz interior que es difícil describir, un sabor agridulce que forma parte de la vida.




EL DESENGAÑO de Candelaria Díaz





¡Qué palabra más fea! y… la sentimos nosotros, los humanos.  A lo largo de la vida, ¿cuántos desengaños nos toca vivir?.  Te crees que te quieren, ¡ja ja! y… no es verdad.  Un día descubres que sólo lo hacen por lo que aportas.  Cuando no lo haces, todos desaparecen, aunque para hacer honor a la verdad, un día hay en que están todos:  ¡en tu duelo! Conozco una historia de este tipo que me dejó marcada porque no me lo podía creer.
 Un familiar quedó tetrapléjico a causa de un accidente.   Él había sido una persona que no sabía decir ¡no! y siempre se había dado a todos.  Presumía de familiares y amigos.  ¡Cuántas veces abandonó sus deberes por ellos!.
¡Qué tristeza le dio al verse en una cama, atado de por vida, sobrándole los dedos de una mano para contar las veces que vinieron a verle!.  Sólo sus hermanas, los demás huían de su desgracia.
Ese desengaño se lo llevó con él, yo no quise quedármelo; la carga del rencor es demasiado pesada.   Preferí decirme que aunque la vida te da mil razones para llorar, también te regala mil y una para soñar.



MIEL AMARGA de Mary Rancel




Las productoras del CO2, pacientemente, han ido horadando la capa que protege al planeta Tierra.  Los orificios han ido creciendo gradualmente y ahora, la capa de ozono parece un panal equivalente al que elaboran las afanosas abejas de un enjambre, pero no de dulce miel.  Esos agujeros negros hacen que se produzca en el planeta una miel amarga que nos perjudica a todos.




UNA AMISTAD ROTA de Teresa Darias




La amistad de dos amigos puede acabar en el desengaño, como ocurrió a los protagonistas de esta historia.
Se conocían desde su infancia y para ellos no había secretos en cuanto a los detalles de sus vidas y sus relaciones, pero la amistad de uno de ellos con una conocida en común, hizo que se rompiera el vínculo entre ellos, aquel que ambos se prometieran años atrás. 
Aquella nueva amistad, había provocado la ruptura de una antigua y aquella relación de amigos que había prometido ser duradera, se quedó en el camino, en medio de un triste desengaño.



EL DESENGAÑO de Luisa Delgado Bello



                                               


A lomos de la rutina, la vida pasa; ¡bien lo sabía!, pasa y no regresa, que uno sólo vive una vez y ya está, pa´el otro barrio, sin más,         que no hay que darle más vueltas, que nos atrapa y quedamos guindando, así pensaba ella.
Cuando Luis la dejó por su íntima amiga, se quitó la careta y, el muy traidor, después de sacarle todos los ahorros, herencia de su padre, la dejo con una mano delante y otra atrás.
Si el amor comienza en el momento en el que una persona siente que las necesidades de la otra persona son tan importantes como las tuyas propias, a ella le pasó todo lo contrario.  El desengaño que sufrió al ver como Luis la dejaba por otra, la había dejado guindando, sí, pero por un rato.  Pronto se apearía del lomo de la rutina y, con el desamor por bandera, se iría… ¡a vivir, que son dos días!





EL PÁJARO Y LAS FLORES de Mary Rancel




¡Cuán vistoso y exótico pájaro, de hermosos colores, sedoso plumaje y elegante figura, se pasea por la inmensa sala!.  Como un galán de moda, echa un vistazo, por encima de su hombro, a todas las jovencitas que, ilusionadas, esperan ser objeto de su interés para  que las invite a bailar, al menos una pieza.  ¡Qué ilusas! ¡Pobres chicas!.  Todas saben, por la prensa y las revistas del corazón, que es un hombre engreído.  Cada semana se pasea, ufano, con una muchacha diferente, eso sí, siempre que sea famosa, presentadora, modelo, actriz o rica heredera.
Este ser, que hasta hace poco nadie conocía, es hoy portada de todas las revistas de moda.  Alardea de ser el número uno –este año lo ha sido –como actor revelación; el más  codiciado por los directores de cine de mayor prestigio.  Además, su rostro aparece en TV como imagen de perfumes, de ropa y de productos de alta tecnología.  También es el que más dinero percibe, claro está.  Todo eso le permite ir de flor en flor, rompiendo corazones a las damitas célebres, a diestro y siniestro.
Este pájaro no se da cuenta de que carece de valores humanos, ¡pobre muchacho!.  Seguramente, bajo su máscara de Casanova oculta su frustración.  Ignora que es digno de compasión y no de envidia.
Está bien aprovecharse del momento de gloria, pero sin olvidar los orígenes.  Seguir siendo humilde y honesto es lo más digno que existe.



EL DESENGAÑO de Candelaria Bacallado





Raquel y Ana vivían en el mismo pueblo y eran amigas desde pequeñas.  Al ir creciendo, el curso de sus vidas seguía paralelo y hasta acudían juntas al mismo trabajo. 
A Raquel le gustaba pasar las tardes en la casa de su amiga, junto a los padres de ésta, con los que tenía mucha conexión.
Un día, Raquel tomó una decisión en su vida personal de la que no hizo partícipe a Ana.  Siguieron visitándose, pero a partir de entonces, la falta de sinceridad fue deteriorando la amistad. hasta tal punto de que, aunque se veían a diario en el trabajo,  no se saludaban.
Pasado el tiempo, Raquel se entera de que su amiga se va a ir del pueblo y pese a estar segura de que lo haría, su antigua amiga no fue a despedirse. 
Entonces, rememoró todo el tiempo que habían compartido, todas las cosas que habían vivido juntas.  Ya no había opción de rectificar, pero Raquel reconoció tarde que ella había tenido su parte de culpa en todo aquello, aunque nunca pensó que Ana reaccionaría así ante una decisión no compartida.



AGAPITO de Paula Lugo




Esta es la historia de un toro que se llama Agapito.  Al otro lado de la valla donde el pastaba, había una vaca que se llamaba Flor de Primavera.  Agapito pensó que con tal de estar con ella, él saltaría la verja que los separaba. 
Y lo hizo. ¡Vaya si lo hizo!
.¡Hola!, ¿cómo te llamas? –alcanzó a preguntarle a aquella hermosura
-Me llamo Flor de Primavera, aunque los amigos me llaman Flor, que es más corto.  ¿Y tú, cual es tu nombre?
-Yo me llamo Agapito pero…, llámame Aga porque  el resto de mi nombre  me lo dejé en la valla que salté para verte.



ME LO DIJO UN PAJARITO de Carmita Díaz






Cuando yo era pequeña, para que yo le dijera la verdad, mi madre me decía “me dijo un pajarito que …”.  Eso ocurrió un día, que se acercó a mi para advertirme.
-Me dijo un pajarito que fuiste a coger las hojas del árbol de morera para darles de comer a los gusanos de seda y… ¡sabes que no me gusta que vayas sola!... y mucho más cuando el canal viene con agua, ¡es muy peligroso.
A veces yo iba con una amiga porque me gustaba ver a los gusanos blancos y regordetes de tanto comer y como, cuando ya eran grandes, empezaban a echar hebras de seda por la boca hasta formar un capullo.  Descubrir que de  él salía la seda con la que se fabricaban luego esas hermosas blusas o cualquier otra bonita pieza de ropa que después nosotros lucíamos, me hizo amar el trabajo de esos animalitos tan laboriosos de los que un día… me habló un pajarito… 


DESENGAÑOS de Edelmira Linares





La vida es un puro desengaño.  De pequeños, nos dicen que los bebés los trae la cigüeña, o que vienen de París.  Ya de mayorcitos, nos aseguran que si no nos comemos todo, o nos portamos mal, viene el hombre del saco y nos lleva.  No conforme con esto, nos tienen todo el año amenazados con los Reyes Magos y el carbón. 
Cuando descubrimos que llevamos toda una infancia de desengaños, empezamos a engañarnos solos.  Pensamos que la amistad es preciosa, hasta que nos ¡desengañamos!.  Pensamos que el amor es pura felicidad hasta que nos… ¡desengañamos!.  Pensamos que los hijos vienen con un pan debajo del brazo y… ¡nos desengañamos!.  En definitiva, este es un camino de puros desengaños, hasta que nos damos cuenta de que en esto consiste la vida; en un continuo recomponer cristales rotos.