martes, 19 de junio de 2012

EL ESPECTRO de Mary Rancel




La joven Irene, de trece años, se introdujo en el bosque con la finalidad de recoger setas.  Lo venía haciendo cada temporada, desde niña.  Sabía, por experiencia, que entre la maleza, los hongos crecían frondosos.  Iba metiendo lo recolectado en un cesto, hasta que, de pronto, un intenso destello de color amarillo lo iluminó todo.  En medio del esplendor, apareció un espectro de forma indefinida que batía unas extremidades, como si fueran alas intentando alzar el vuelo y, al unísono, se oyó un extraño ruido retumbando.
Pasado el impacto sorpresa, la chica se atrevió a preguntar con aplomo:
-¿Qué eres y qué quieres?
El espectro cambió de forma e Irene solo alcanzó a ver un hueco insondable, mientras escuchaba una voz del otro lado que decía:
-¡Justicia!...
La joven perdió la compostura y salió corriendo a todo meter, dejando el cesto y las setas.  Al llegar al pueblo, contó lo sucedido a sus vecinos.  Éstos le acompañaron a recuperar sus aparejos pero,  habían desaparecido, por lo tanto, no le creyeron y se mofaron de ella de forma despiadada.
Al año siguiente, Irene optó por ir a pescar al río.  No quiso saber nada del bosque, después de la mala experiencia vivida.  Inició la pesca y, ya tenía capturados unos cuantos peces que iba metiendo en un cubo, cuando, bruscamente, de entre las aguas, surgió una luz de color intenso, alumbrándolo todo.  Y… volvió a aparecer, entonces, el fantasma de antaño.  Se oyó un murmullo horrendo y una voz grave que decía:
-¡Venganza! porque no has hecho justicia.
A la chica le faltaron zancas para salir velo como un bólido.  Contó a la vecindad lo acaecido.  Se volvió a repetir la operación de acompañarle a recoger sus bártulos que, por supuesto, no aparecieron.  De nuevo se burlaron, injustamente, de la chavala, sin que le creyeran ni una palabra.
Pasado un tiempo, llegó al pueblo un hombre mayor que, al enterarse de lo que le había pasado a la joven, la buscó y le contó una historia pavorosa, no esclarecida a pesar de las indagaciones realizadas en su día.
Hacía más de veinte años, una persona de una localidad distante del pueblo había ido al bosque a coger setas y desapareció misteriosamente.  Ocho días más tarde, su cuerpo fue encontrado por un pescador: tenía un puñal clavado en la espalda.  El hallazgo tuvo lugar en el río, donde Irene tuvo la aparición.
Nuestra protagonista quiso que se hiciera justicia pero, el delito, si lo hubo, había prescrito.  Entonces, recurrió a la religión.  Rezó con fervor y encargó misas.  Luego, volvió a los lugares de las visiones.  En el bosque encontró el cesto y las setas, como recién cogidas.  En el río, los aparejos de pesca y el cubo con pescados frescos.  Al marcharse, escuchó una música celestial y una dulce voz que decía:
-Por tus buenas acciones me encuentro en paz.  Gracias.

2 comentarios:

  1. Relato bien estructurado y de espacios temporales bien definidos. El final, aunque previsible, está bien logrado. Bravo

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  2. Ya sabes que mis ojos se alegran al leer tus comentarios tan bonitos siempre; creo que son ellos los que me dan fuerza para seguir en la brecha. Mil gracias

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