LETICIA
Leticia era una niña un poco tímida pero inteligente. Tenía muy poca edad cuando sus padres se separaron. Es fácil suponer que sufrió mucho con la separación aunque nunca le faltó el cariño de ellos, de sus hermanos y de sus cuatro abuelos, a los que ella adoraba.
Tenía mucha imaginación y como era buena estudiante, se convirtió en una gran periodista. También, como muchos jóvenes de su edad, soñaba con un príncipe azul. El caso es que sus dos primeras experiencias, le decepcionaron y por eso se volcó en su trabajo, siendo muy valorada como reportera y presentadora de televisión.
Un día, su director la envío a entrevistar a los galardonados con los premios Príncipe de Asturias, para lo que ella se preparó concienzudamente. Se colocó sus altos tacones, se puso su traje de ejecutiva y se soltó su bonita melena.
Cuando entró en aquel gran salón, no vio a nadie más que el Príncipe. Sus miradas se cruzaron un instante y, cuando los presentaron, él le dijo:
-Tu cara me es familiar, ¿de qué te conozco?
Ella respondió tímidamente:
-Quizá de la pequeña pantalla, majestad
-Puede ser- le contestó él.
-Espérame cuando esto termine y te concederé una entrevista.
Así lo hizo. Leticia se marchó muy contenta. Poco tiempo le duró su alegría porque al llegar a Madrid se percató de que con la emoción y los nervios, había perdido la grabación.
-¡Qué pena!- exclamó.- ¿Qué pensará el Príncipe cuando no vea la entrevista publicada?
¡Qué lejos estaba de la realidad ya que él, casualmente, la tenía en su poder y ese sería el pretexto oportuno para llamarla y tener la oportunidad de volverla a ver.
Así comenzó una relación que, después de vencer algunos obstáculos, culminó en que, una mañana lluviosa del mes de mayo, la bella Leticia vió realizado su sueño de casarse con un príncipe azul y algún día será reina de todos los españoles.