jueves, 24 de enero de 2013

ACRÓSTICO PARA ISABEL de Amalia Jorge Frías



Ayer, cuando hice un resumen de lo que había significado para nosotras el 2012, omití las clases de literatura pero, no fue olvido; fue que al estar presentes muchas personas que no asisten a clase, consideré que no procedía.  Hoy sí.  No podemos despedir el año sin darle las gracias a Mima por habernos hablado de ti, Isabel, y por entusiasmarnos con este proyecto que ella sabía, estaba desde hacía tiempo en mi mente y en las de algunas de nosotras.  Gracias, Mima.  Aportaciones como la tuya son las que yo pedía ayer para que esta asociación siga creciendo en todo.
Y a Isabel, ¿qué le voy a decir?.  El otro día nos sorprendiste con un regalo para cada una.  Tengo que confesar que es la primera vez que he oído esa palabra.  De hecho, no la retuve y tuve que llamar a mi hija hoy, para que me la dijera.  Para darte las gracias, he hecho mi propio acróstico aunque creo que tiene dos vertientes, una hacía ti y otra hacia nosotras.

I                       Infundes confianza
                       Con esa confianza que infundes has conseguido que estemos cerca y has  
                       creado un clima abierto y familiar.
S                      Sabiduría
                       Con tu sabiduría has sabido despertar en nosotras muchas fibras que
                       teníamos dormidas.
A                     Afecto           
                       Con tu afecto, aceptarte ha sido fácil.
B                     Bondad
                       Con tu bondad nos has demostrado lo más difícil de demostrar: “que no
                       eres interesada”.
E                      Esfuerzo        
                        Con tu esfuerzo empleando técnicas variadas, has captado nuestro
                        interés y has conseguido que el miércoles se convierta para nosotras en  
                        el día más importante de la semana.
L                      Linda
                        Por último, ¿por qué linda?, porque guapas hay muchas pero linda sólo
                        es la persona que refleja en la cara la belleza interior que posee.



lunes, 21 de enero de 2013

SOLEDADES de Candelaria Bacallado





Cuando se abrió el telón y salieron los actores a escena, yo la miré a los ojos y ella me dijo: “Perdón, señor, ¿está solo aquí?”.  Me asombró su atrevimiento, aún así le contesté con un ápice de picardía. “No estoy solo, jovencita, me acompañan multitud de personajes, los que he puesto en escena a lo largo de mi vida”.
Ella, un poco aturdida, me replicó: “Ah, es usted actor.  Esta obra trata de la soledad del alma, ¿no?.  Disculpe si lo he importunado.  Ahora, si me lo permite, me gustaría verla, pensando que soy su compañera de reparto.





LA PROMESA de Lucía Hernández




Luis le dijo a su esposa que llegaría un poco tarde del trabajo, pero le mintió… porque su plan era ir a la playa.  Había quedado en verse allí con su amante, al atardecer.  Él llevó puesto su bañador y se dieron un baño.  Terminaron la noche en una sala de fiestas que estaba un poco retirada.
A su señora, que era muy astuta, se le ocurrió salir a dar un paseo, en vista de que él no llegaba, con tan buena suerte que, al pasar cerca del salón de fiestas, vio a Luis entrando en él en compañía de una mujer.  Ella paró su coche y al poco rato, entró a ver qué pasaba allí.  Se encontró a Luis bailando con la otra.  Se acercó a ellos sigilosa.
-¡Hola Luis! –le dijo de repente.
-¿La conoces? –le preguntó la desconocida.
-¡No me va a conocer si soy su mujer!
El pobre Luis se quedó más chiquito que un comino.
-¡Eres un sinvergüenza, no me dijiste que estabas casado! –le gritó la mujer
-Oye, sinvergüenza o no, es mi marido, así que vete con la música a otra parte –se adelantó a contestar la esposa.
Cuando llegaron a casa ella le indicó que tenían que hablar.  Él convino en hacerlo, pero al darse la vuelta, vio que su mujer tenía una tijera de cocina en la mano.
-¿Qué vas a hacer con eso? –le preguntó asustado.
-Ahora, nada, pero ¿algún día volverá a ocurrir esto?
-¡Nunca más! Te pido perdón –dijo lleno de miedo
-Esto que ves en mis manos es el testigo de tu promesa. Ya lo sabes.  Cuando vayas a la playa, tienes que regresar a casa.

AMORES Y BAÑADORES de Luisa Delgado Bello






Habíamos quedado en la playa al atardecer.  Luis me dijo que llevaría un bañador Meyba, que era el que en esa época  estaba de moda entre los jóvenes.  Cuando nos encontramos en la playa, él vestía, efectivamente, su bañador última moda, exhibiendo su pecho velludo, pues en aquel entonces los hombres no se depilaban.  Era esbelto y muy atractivo.  Me creía flotar en una nube, al verlo. 
Mi bañador era uno verde y con una lazada tras el cuello, me lo había prestado  mi hermana y la verdad es que me sentía un poco ridícula, llevándolo.
Cogidos de la mano, nos metimos en el agua.
-No pensé que tuvieras un cuerpo tan bonito –me dijo, y a mí aquellas palabras me parecieron preciosas.
Aquello me llegó al alma.  Con el tiempo él se convirtió en el amor de mi vida y me hizo muy feliz.



domingo, 20 de enero de 2013

EL DEBUT de Mary Rancel



Cuando se abrió el telón y salieron los actores a escena, yo la miré a los ojos y ella me dijo: “Perdón, señor, ¿nos conocemos?.  Hice una pausa y amablemente le contesté:
-Disculpe, joven. No, no nos conocemos, pero sus ojos me han traído recuerdos muy agradables del ayer.  Fueron otros ojos similares a los suyos que jamás olvidaré.
Ella ríe divertida y bajito, me dice:
-Papá, no seas payaso, nuestro debut fue en Argentina, ahora debemos prestar toda nuestra atención a lo que pasa en el escenario, mamá es hoy la protagonista

RONQUIDOS de Candelaria Díaz




Me desperté sobresaltado en mitad de la noche y entonces escuché unos ronquidos como truenos. ¡Qué lata! Me quedé mirándola y le di un empujón.  Le dije que se volviera de lado, que se iba a hacer polvo la garganta.  Al rato, otra vez, otro codazo, ¡qué te vires de lado, pelmaza, que no hay quien aguante dormir contigo!.  Luisa me miró apenado.  Ya no era lo mismo, sí, después de veinte años de casados, ya nada resultaba ser lo mismo.  Antes era, cariño, date la vueltita, apoya tu cabecita en mi hombro, en fin, ¡eso es lo que hay!... aguantaré sus ronquidos…


PRIMER PAPEL de Dolores Fernández Cano


Cuando se abrió el telón y salieron los actores a escena, yo la miré a los ojos y ella me dijo: “Perdón, señor, le ruego aunque no sea el momento idóneo, me conceda el primer papel de esta obra, ya que me encuentro preparada para ello.  He pasado todo el verano, estudiándolo y me lo merezco.”
Después de escuchar tal atrevimiento y osadía, le respondí: “Accederé a tu petición, sin embargo, te voy a exigir mucho más, no te perdonaré ni un solo fallo, a pesar de ser mi hija”.

MEJOR IMPOSIBLE de Teresa Jiménez





Habían quedado en la playa al atardecer.  Luis llevaría puesto un chándal amarillo para que lo identificara inmediatamente, por su oscurecía pronto.  ¡Y ella que se había hecho la ilusión de que el la llevaría a una de esas fiestas que hacen en los hoteles!.  Por eso se había puesto de punta en blanco, ¡monísima de la muerte!.  Él se alegró de verla así y no puso inconveniente.  Como en la película Mejor imposible, entraron al hotel, él pidió una corbata y una chaqueta y pasaron una noche estupenda. ¡El amor todo lo puede!


RUIDOS de Elda Díaz






Me desperté sobresaltado en mitad de la noche y entonces escuché un ruido tremendo.  Hacía mucho tiempo que no oía un estruendo como aquel y lo había olvidado.  Cuando era pequeño, lo escuchábamos más a menudo.  Siempre que ocurría algún incidente, y para evitar que la gravedad aumentara,  ellos daban un tiro al aire, a la atmósfera y todo se solucionaba.  Cuando caí en cuenta del origen de aquel ruido, me fui a dormir tranquilo.  Era la refinería de Santa Cruz

LA EQUIVOCACIÓN de Natividad Morín



Cuando se abrió el telón y salieron los actores a escena, yo la miré a los ojos y ella me dijo: “Perdón, señor pero creo que se ha equivocado de palco, mire su entrada para que lo compruebe”.  Yo no quitaba la vista de su rostro pues parecía un ángel que había aparecido para iluminarme y quedar enamorado de su dulce belleza.  El destino quiso que un amigo me regalara la entrada para ver una obra de teatro romántica para, de ese modo, tropezarme con la mujer que siempre había esperado. ¡Bendito mi amigo y bendita equivocación.