Después de tantos meses apartada, ésta
fue una de las tareas que dejé a medias y hoy retomo para iniciar de nuevo las
clases.
Ha sido todo un orgullo poder formar
parte de este proyecto que se ha convertido en libro y junto con mis flores del
Teide, entrañables compañeras, hemos logrado que viera la luz.
Cuando lo publicamos, no sabía bien
lo que esperaba, o si podría gustar e
interesar a alguien, ya que no somos escritoras célebres, ni tenemos
experiencia en estas lides. Pero pese a mi incredulidad, me llevé gratas sorpresas
por lo bien acogido que ha sido, y no sólo en el ámbito familiar, sino entre
amigos y conocidos.
Un día, cuando abrí el whatsapp, me
llené de emoción al leer el mensaje que una vieja amiga me había dejado y que
hoy voy a compartir con todas.
Decía así:
Hola Mima, buenos días. Lo que he
leído del libro me ha gustado mucho, como es lógico he empezado por tus relatos
(hasta feo estaría que no fuera así) y no puedo dejar de emocionarme, porque
son tus recuerdos, pero me veo identificada en ellos, porque así vivimos la
mayoría de los que hoy somos mayorcitos.
Eres aparte de buena amiga, compañera, por cómo las nombras a todas.
Felicidades amiga Mima, y hazle
llegar mi abrazo a cada una de ellas.