Aunque mi nombre no es
lo importante, les indico que soy Mary Rancel Pérez; nací hace tantos años que
no tengo el más leve recuerdo del acontecimiento. A veces me pregunto: ¿será
que la neurona que me queda no funciona como le corresponde?
Me ha comentado
alguien que fui un bebé muy llorón hasta los tres meses y, que mis padres no
descansaron durante ese tiempo. Pero, como incontable veces he oído decir: “de
lo que te cuenten….quédate con la mitad”. Aplicando esta regla de tres sólo
lloré cuarenta y cinco días y, mis padres durmieron mal, durante mes y medio.
¡No fue para echar voladores!, pero..., tampoco tan trágico.
Mis papis me decían
que yo era su niña bonita; ¡que iban a decir ellos, si no tenían otra!, yo creo
que no era ni tan bonita ni tan fea, sino todo lo contrario; ¿que qué quiero
decir? Pues que era del montón.
Me han llegado rumores
de que fui una buen niña pero, cohibida. ¡Vaya descubrimiento!, tímida sigo
siendo, aunque intente disimularlo.
Gocé en mi niñez y
adolescencia; en cambio, tuve una juventud represiva. Cosas de la época;
¡tampoco debo quejarme!, disfruté de esa etapa, me divertí, salí con mis
amigas, iba a la playa, al campo y, ocasionalmente, viajé a las islas y...pesqué
novio.
Años más tarde, me
casé con mi marido, ¡qué raro suena! ¡Claro! Si tenía que haber dicho con mi
novio; -la neurona sigue perdida-. ¡Ah! Quiero que sepan que a mi flamante
esposo le gustaba que llevara minifalda –de soltera mi madre nunca me la dejó poner – de ahí la novedad.
Tengo una hija
admirable que adoro. ¿Qué por qué no tuve más?, debió ser por falta de tiempo,
¡no se me ocurre otra cosa!. La estirpe está asegurada desde el nacimiento de
mi nieto, tiene nueve años y es mi pasión.
Ahora, además de
llevar la casa, ¡a trancas y barrancas!,
me dedico a hacer lo que me gusta, entre otras cosas, a bailar las
danzas del folclore canario; ¿qué no doy pie con bola?, ¡ya lo sé!, es que no
tengo ritmo ni oído musical pero, me sobran ganas y atrevimiento. También
escribo narraciones cortas como ésta, juzguen por sí mismos
el resultado. Lo importante para mí, es que lo paso lo mejor posible, cuando
las circunstancias lo permiten.
Este autorretrato ha
llegado a su fin, ¡¡de momento!!.