Lentamente fui abriendo los ojos, me pesaban
mucho, estaba como en una nube y no sabía dónde me hallaba. Al mirar, lo vi
todo verde; pensé que podía ser fruto de mi imaginación. Alguien me habló
bajito preguntándome: ¿Cómo te encuentras?
No lo sé, lo veo todo
verde -contesté aturdida- a usted, a las personas que están en la estancia, a
todo lo que me rodea y a mí misma. ¿Qué me está pasando? ¿Es que me han
abducido los extraterrestres y estoy en otro plantea?
No tienes que preocuparte, estás en la
tierra. Soy médico, has tenido un accidente y hemos tenido que operarte, pero
al parecer te encuentras bien a pesar de verlo todo verde –Dijo quitándose la
mascarilla y sonriendo, y añadió. Las demás personas
son enfermeros, anestesista, auxiliares….todo el equipo médico que te ha
atendido. Estamos verdes por nuestras ropas, verdes de pies a cabeza, y tú
también, con la ropa de quirófano, que te sienta de maravilla. Vamos a pasarte
a planta, te esperan tus familiares, allí no volverás a ver nada de color
verde.
Al entrar a la habitación, todos se a
cercaron a saludarme y preguntar cómo
estaba. En ese momento apareció una enfermera vestida de blanco y al ver
la algarabía que se había formado en torno a mí, poniéndose el dedo índice en
la boca dijo: silencio por favor, hablen bajo y uno a uno.
Me di cuenta
enseguida que la enfermera tenía las uñas pintadas de verde y le dije
contrariada:
-Me habían dicho que en planta no vería nada
verde, pero usted tiene las uñas pintadas de verde. Se las miró y se echó a
reír, me tomó la tensión arterial y se marchó. Al poco rato volvió la misma
enfermera a cambiarme un suero y, con mucha gracia me mostró sus uñas muy
divertida, -las tenía sin pintar. Dibujé una sonrisa pero, no le dije nada.
Cuando me dieron el
alta, regalé a la enfermera una laca de uñas de color verde y, le declaré
sincera: Es el color que más me gusta, por eso le llaman el color de la
esperanza. Nos abrazamos y salí sonriente diciendo adios.