Si
yo lo sabía, pensaba él detrás de la puerta.
Temblaba de miedo al mismo tiempo que se preguntaba ¿cómo lo supo y
quién se lo dijo?. El caso es que ella
está aquí y no se va a detener y la otra en la cama porque se siente mal y
mucho me temo que ella fue quien la envenenó.
Ni a mil kilómetros de distancia me escapo de ella. ¿Qué pasará ahora? ¿Subirá a tocar la puerta
o se convertirá en una sombra que me perseguirá donde quiera que vaya? Terminará con mi vida esta desazón. ¡Me amargará
mi luna de miel! Y mi recién esposa
terminará dejándome, pensará que le he fallado, que no soy el hombre que
esperaba. Con esta inquietud, a ver
quién es el guapo que se pone en situación.
¡Dios, oigo sus pasos! ¿Se atreverá a tocar?
Cruza
los dedos, mira al cielo. ¡Si no hubiera sido tan promiscuo!
¡Toc,
toc! ¡Madre mía, aquí está!
¡¡Uff!!. Es el
camarero con la tila para mi querida esposa.