LUCÍA,
Te casaste con 17 años. ¿Emigraron o
permanecieron en Canarias? Cuéntanos algo de aquella época.
Yo nací en la isla de La Palma, en el
pueblo de Puntallana. De niña, iba a la
escuela con mis compañeras. Siempre
recuerdo a mi maestra Carmen y me alegra mucho que el día 16 de julio, que es
su día, cumplirá 100 años. Desde aquí le
envío mi felicitación.
De mi vida puedo contar que vivíamos
en el campo. En aquellos tiempos en el
campo no se vivía como ahora. Entonces,
todos los vecinos tenían sus animalitos; no faltaba la leche, la carne, los
huevos y así en medio de esa vida, yo fui creciendo y cuando tenía diez años,
se me murió mi padre. A partir de ese
momento, pasamos la vida mi madre y yo solitas, hasta que me hice mayor.
Mi madre quiso que estudiara pero
sólo hice Bachillerato. Me casé con 17
años y juntos pasamos una bonita existencia, aunque como es sabido, siempre hay
ratos buenos y otros no tan buenos; en todo caso, no tengo queja. Tuvimos dos hijos, una llamada Dulce María y
un varón, Juan Jesús.
Pasados unos años, nos trasladamos a
vivir en Santa Cruz de La Palma donde mi marido fue funcionario del Cabildo durante muchos
años. Allí estudiaron mis hijos hasta
que se mudaron a Tenerife a terminar sus estudios; mi hija es profesora, mi
hijo no quiso terminar.
Mi marido y yo hicimos un viaje de
quince días a Italia donde ambos lo pasamos muy bien. Juntos, también recorrimos las Islas Canarias
y pudimos conocerlas todas.
Hace veinte años que Dios se equivocó
y me llevó a mi marido con sesenta y cinco años. Al poco tiempo, le falló la memoria y me
llevó a mi hijo con cuarenta años de edad.
Hoy sólo me queda mi hija y mis tres nietos a quienes quiero muchísimo y
sé que ellos a mí también.
Envío una oración a los que están por
allá y pido a nuestro Señor que les acoja a su lado. Para mí sólo pido salud y tú, Dios mío, no te
olvides y acompáñame los días que me quedan por aquí, que yo siempre te tengo
presente en mis oraciones.