Muy bien podía haberse
llamado Pasión, haría honor a su nombre; pero no, le pusieron otro que también
le va muy bien. Lleva un nombre de flor, una flor que tiene mucho que ver con
el amor y la pasión. Esta persona lleva la exaltación en sus venas, se apasiona
con todo lo que hace, lo que ve, lo que oye, lo que piensa, lo que siente…, en resumen: su vida es un crisol de
entusiasmo.
Desde que conocí a
este ser sensible, dulce, tenue, humilde, generoso, lleno de amor y con una
pasión desbordante por la vida, la familia, el trabajo, el tiempo, los amigos...,
la valoro más y más; opino que es un ejemplo a seguir. Sabe gestionar su tiempo
a la perfección, puede realizar varias cosas a la vez. Jamás se rinde, siempre
está de buen humor, es una trabajadora infatigable. Encaja los avatares de la
vida con entereza. Es fuerte dentro de su aparente fragilidad, firme, en su
supuesto acatamiento, posee unas fuertes convicciones dentro de su modo de ser
apacible; sus ademanes sutiles invitan a la comunicación. Su voz armónica,
poética y romántica, origina paz. Es impetuosa por naturaleza pero, a la vez
serena y respetuosa. Para mí, representa la pasión apasionada, dentro de una
mujer de carácter aparentemente sosegado pero, con una vida interior muy
intensa y, sin lugar a dudas, interesante.
Habrán adivinado que
se trata de nuestra querida y radiofónica compañera Carmen Margarita.