Mi carro me lo robaron y me dejaron el corazón en carne
viva, sin embargo, sigo aquí como un rayo de sol viviendo la vida a mi manera,
a la espera de que me regalen un ramito de violetas, como una dama dama de alta
cama. ¿Por qué no vamos a la fiesta de Blás para bailar pegados? Así no diremos
que se nos rompió el amor, ni tampoco gritaremos ay pena penita pena.
Tengo el corazón partido pensando en la chica de ayer; me la
robaron, así que voy en una ola gritando devuélveme a mi chica y te regalo una
rosa y una mirada de estos ojos verdes. Mira, que yo no soy de aquí ni soy de allá, pero
estando contigo me siento feliz.
Mas no creas, yo no soy esa que va por la vida llorando; no
quiero que me llamen la llorona, pero a mi manera, me siento tuya, como una
gata bajo la lluvia y…¿a quién le importa?, sí, yo soy rebelde porque contigo
lo aprendí. Si somos novios, la vida
sigue igual, buscando en el baúl de los recuerdos, un beso y una flor. Tú sigues siendo aquel que me regaló un
pastel, a quien no le importa si yo canto que Ana María se fue. Como un
bandido, tú sólo contestas que ya volveré.
Me voy, sí, cantando mi limón mi limonero, porque el amor
verdadero ni se compra ni se vende, por eso los chicos con las chicas deben
estar, no sin antes preguntarse: ¿y quién es él? ¿a qué dedica el tiempo libre?
Muy completo este cancionero, casi tiene incluidas todas las canciones de la época en que todos cantábamos: ¡que tiempo tan feliz...! ¡Bravo!
ResponderEliminarNo nos falta de nada en tu narrativa, tienes imaginación que te sobra. ¡Bravo!
ResponderEliminarCampana sobre campana, y sobre campana una, asómense a la ventana del ordenador, para disfrutar de la narrativa de Antidia, que resulta muy jugosa. Felicidades.
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