La noche del
29 de julio de 1967, alrededor de las ocho, ocurrió un suceso muy fuerte y traumático para mí. Esa noche eligieron a Mariela Pérez Branger
como Miss Venezuela. Yo estaba sola con
mis niños en el piso donde vivíamos en Caracas.
Maribel tenía seis años y Miguel Ángel un año y pocos meses. La tierra se sacudió de una manera terrible y
tuve la sensación de que todo se iba a desmoronar encima de mis hijos. Dios me ayudó a bajar las escaleras con ellos
en mis brazos. En ese momento, Miguel,
mi esposo, subía por nosotros y al encontrarnos casi no podíamos avanzar,
parecía que el mundo se nos venía encima.
Con la ayuda de mi esposo llegamos a la calle. Vimos las aceras y las avenidas rotas, casas
derruidas, miedo y espanto en la cara de todos.
En el interior del país, la tierra se tragó pueblos enteros. Fue una catástrofe terrible y murieron muchas
personas. Después de aquello, yo no
quería volver a mi piso y paso algún tiempo antes de que lo hiciera. Todavía hoy, después de tanto tiempo, tengo
el miedo en el cuerpo al recordarlo.
Este ejercicio personal tuyo de traer a la memoria un suceso vivido en primera persona, para ponerlo sobre el papel y compartirlo con todo el taller, me ha emocionado porque sé lo que ha significado para ti. Un abrazo Paula.
ResponderEliminarUna vivencia personal tan terrible seguramente dejará una huella imborrable. Has descrito el episodio con tanto dramatismo que parece que estuviera ocurriendo en este instante.Eso significa que eres muy buena narrando. Enhorabuena Paula. Besotes cariñosos
ResponderEliminar