miércoles, 27 de junio de 2012

LA ENVIDIA NO TIENE CURA de Elvira Martín




Elena y Miriam eran dos amiguitas; ambas de siete años de edad.  Un día, estaban jugando en el jardín de la casa de Elena, cuando la mamá de ésta la llamó para vestirla, pues iban a ir a un cumpleaños. Cuando ya estuvo preparada, se dispuso a esperar con mucha ilusión a su amiguita para que viera su nuevo vestido.
-¿Te gusta?- le preguntó a Miriam al verla llegar, a lo que la niña contestó muy enfada:
-¡Estás feísima y el vestido te queda muy mal!
Elena entró a su casa con el asombro reflejado en su carita, mientras las lágrimas mojaban su vestido nuevo.  Despavorida, buscó a su abuela para preguntarle por qué Miriam le había respondido de aquella manera.  Sin duda, la niña estaba sufriendo su primer desengaño por una amistad.
La abuela le pregunto:
-¿Tú le hiciste algo?
-¡No!- respondió Elena, entre sollozos-  Yo solamente quería que me viera guapa pero, ella me despreció y se fue a jugar con otra amiga.
-Si tú la trataste bien y ella te contestó así, sin duda es que te vio guapísima y sintió un poco de envidia; no le pongas mucha atención.
Elena se quedó pensativa y, al rato, buscó a la abuela y le dijo:
-Abuela, ¿sabes una cosa?, que el problema no lo tengo yo, lo tiene Miriam, y el problema se llama envidia.
La abuela se quedó sin palabras y pensó que si los mayores tuviéramos esa facilidad para entender las cosas, se resolverían muchos problemas



2 comentarios:

  1. Relato con matices de parábola, ya que su contenido nos quiere dejar una enseñanza.

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  2. Este pecado capital de la envidia es el que más prolifera en la humanidad, y como se puede comprobar, nace desde la infancia. Tu narración interesante, como todas las tuyas.

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