Me siento
deshecha y con el corazón destrozado.
Tengo que acudir a casa de mi querido hijo que ha fallecido. Como no
tengo suficiente pena, su viuda
pretende asistir al funeral con un vestido rojo; dice que es para demostrar la
pasión que sentía por su marido pero… ¡sólo es para presumir!.
Perdonen
ustedes, no me he presentado. Soy la
suegra. Me dicen la estereotipada pero,
creo que exageran; no es para tanto.
He quedado
con la familia pues no podemos permitir tal escarnio. Tenemos un plan.
Me abre la
puerta el hijo oveja negra, que es mi nieto. Después de saludarnos y reprenderle para que
siente la cabeza de una vez, pregunto si está todo solucionado. Creo que sí, contesta. Por ahí aparece mi hermana, te responderá con
más seguridad. La hija que aparenta lo que no
es se siente contentísima con la misión que le han encomendado. Al escuchar las voces, la amiga de la viuda se
acerca para decirles que no participa en el plan. Nos ruega que la dejemos en paz pues
considera que su amiga es libre para vestirse como desee.
Suegra y
nieta nos dirigimos al salón para poder continuar la conversación, cuando yo, la
suegra estereotipada diviso en un rincón a la sobrina mogijata. ¿Qué
hace esa aquí?, pregunto a mi nieta.
Pero abuela, ella es la sobrina preferida de mi madre. Nunca le ha interesado esta familia, por eso
no le hemos contado nada sobre el plan.
Seguro que viene por la herencia.
¡Ah!, espero que mi hijo no la haya incluido en el testamento. La hija que aparenta lo que no es,
me cuenta que ha cumplido mis deseos.
Llevó el vestido rojo a la tintorería para teñirlo de negro, tal como le
ordené. Lo ha guardado de nuevo en el
armario de su madre.
En esto,
aparece un hombre, viene hacia nosotras y, con mucho sentimiento, nos da el
pésame. ¿Este quién es?, pregunto a mi
nieta. Es el vecino del ático que,
como es un manitas, mi madre lo llama siempre para que haga trabajos en
casa. No creo nada, le digo. ¡Ya me
estoy imaginando la clase de trabajos que desempeña éste!
Y… mi nuera
aparece. ¿Te has puesto de blanco?, le
pregunto indignada.
No encontré
el vestido rojo así que he optado por el blanco. En la India, el luto lo llevan de este
color. Querida suegra, tu plan te ha
fallado.
Querida
nuera, tienes razón, este plan me ha fallado pero no te saldrás con la tuya,
para eso tengo un plan B. Prepárate ¡la
que te espera!.
¡Qué bueno, Dolores! He disfrutado mucho de tu versión del plan. Ese plan B que dejaste abierto, promete ser muy pero que muy interesante, ¿cuándo nos lo cuentas?
ResponderEliminarLA INTRIGA ES UNA DE TUS ESTRATEGIAS LITERARIAS. ES UN ACTO RECURRENTE MUY INTERESANTE. LLEVAS AL LECTOR POR UNOS DERROTEROS INSOSPECHADOS Y FINALIZAS DEJÁNDONOS CON GANAS DE MÁS. ERES ESTUPENDA. TE FELICITO.
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