-Hola
Macarena, cuánto tiempo. Mira que bolso de piel de cocodrilo me acabo de
comprar.
-Buenos
días, Clementina, ¡cuánta elegancia!. ¿te habrá costado un pastón?.
- Hija,
el dinero se tiene para satisfacer los caprichos.
- Clementina,
yo no puedo permitirme esos lujos.
- Es
verdad, tú siempre has sido muy poquita cosa.
- Es
que el sueldo de mi marido no da para tanto. Después están los niños que piden
mucho.
- Siempre
que te encuentro, llevas el mismo vestido.
-Pues
mi fondo de armario es lo más de lo más…
-Te
dejo Clementina, tengo que pasarme por el súper
- Macarena,
debes espabilarte y renovarte. Yo hoy almuerzo en el restaurante más chic de la
ciudad. Bueno, yo también me marcho. Chao, chao.
Dos realidades enfrentadas; mundos paralelos bien reflejados a través de una conversación.
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