Estas fiestas ya
no son tan tiernas y familiares como antaño, cuando eran alegría y se compartía
con cariño y amor lo que había. Ahora
hay demasiada comida y siento pena porque algo se termina tirando siempre.
Los jóvenes
comen en familia, pero luego no disfrutan de ella; salen con sus amigos: eso es
lo que hay.
Los que nos
quedamos, recordamos con nostalgia hechos pasados. En casa no falta recordar a un familiar y al
huerto de su madre lleno de claveles, era especial con su espíritu navideño;
irrepetible… Siento añoranza.
Gracias a Dios
que me quedan mis hermanas para meterme con ellas. ¡Feliz Año Nuevo!
Y, menos mal que tú le quedas a ellas y que todas guardan hermosos y bonitos recuerdos que revivir cuando quieran. Feliz Año para ti también, Candelaria y un abrazo cargado de cariño
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