Mi querida
compañera nació para llamar la atención.
Ya desde joven se pasaba de rosca con eso. Tenía un ego impresionante. Llegaba al
trabajo vestida de forma muy extravagante.
Al verla, todos nos mirábamos y, aunque a media risita, se nos notaba pero, ella nada; ¡hinchada como una pava!, parecía disfrutar
con eso. Ella era mi amiga pero cuando
íbamos por la calle a mi me daba vergüenza.
Alguna vez traté de convencerla de que aquel proceder no era el adecuado
pero ella, muy segura, me dijo:
-Soy así y
me gusta
Tengo que
respetarla pues es un ser humano increíble, con un corazón de oro aunque… ¡le
chifle ser el blanco de las miradas!
Eso la hace especial y diferente; tal vez su espíritu necesite eso justamente. Buena solución para esta frase hecha, Caya.
ResponderEliminarCada ser humano es diferente al otro. Tal vez a cualquiera de nosotras nos guste llamar la atención pero, no sabemos como hacerlo, en cambio tu amiga,lo hace con la mayor naturalidad del mundo,eso es lo bueno, ella es tal cual se le ve, sin dobleces.
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