martes, 15 de enero de 2013

RECORDANDO LA NAVIDAD de Lucía Hernández





Cuando yo era pequeña, casi todos los niños de mi pueblo, celebrábamos este gran día: 24 de diciembre.  Íbamos a la iglesia a celebrar el Nacimiento de nuestro Niño Dios.  A las doce de la noche, caía un enorme velo en el altar y allí aparecía un bonito Portal.  Todos nosotros vestiditos de pastorcitos, nos dirigíamos hacia el belén para recitarle poesías al Niño y ofrecerle nuestros regalitos.
Aquella fue una época muy feliz.  Nuestras casas se adornaban con lazos, flores y todo era cariño, pero a medida que va pasando el tiempo, todo fracasa.
Perdóname buen Jesús, yo todo esto lo hacía con amor. ¡Oh, Niño Dios! tú nacer quisiste, la tierra se inundó, se inundó de tu cariño.  Y yo, sin querer, estoy triste.  Tú sabes el porqué de mi dolor, pero aún quiero recordar aquellos tiempos en los que, con ocho o nueve años, me acordaba de ti y, mirando a tus ojos, te decía:
Azucena, pura y bella,
tierna flor de Palestina,
donde el amor se destella
y vierte la luz divina.

Yo imploro tu protección
y amparo bajo tu manto
para que cese el quebranto
que sufre nuestra nación.

Danos pues la dulce calma
que la patria necesita,
recibe con mi visita,
mi afecto y dulce cariño,
este pequeño juguete
que traigo para tu niño.





1 comentario:

  1. Muy bonita historia, plena de recuerdos. La poesía, a pesar del tiempo transcurrido, viene muy a propósito para los tiempos que vivimos.

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