Estas Navidades, pese a que lo había planeado todo de modo
diferente, fue muy triste y amarga, como no podía imaginar después de haber
pasado tanto tiempo. Pero, la soledad no
deja de atormentarme. A pesar de lo
ocurrido, no siento recelo, solo dolor.
¡Qué pena, no merecías lo ocurrido!.
Eras una persona honesta y trabajadora, merecedora de todas las dulzuras
y bondades que se le puede transmitir a un ser.
Yo siempre te llevaré en mi corazón, te lo prometo, esté donde esté, tu
serás mi guía para andar por la vida.
Perdona…
Las ausencias pesan mucho más en fechas tan señaladas, Carmen Margarita; es cierto. El dolor se agiganta y el vacío crece, pero… pasado el tiempo, todo vuelve a su cauce y el dolor se sosiega en medio de la rutina y la esperanza. Un abrazo.
ResponderEliminar