En el sur de la isla hay noches
interminables que no acaban nunca.
Cuando eso ocurre, los jóvenes se sientan en la arena de la playa para
disfrutar de la compañía de sus amigos.
Allí se reúnen para contar historias sobre las que han investigado
previamente porque…son unos fanáticos de lo paranormal.
Conocen leyendas que han escuchado por
aquí y por allá, o sobre las que han leído a escritores e historiadores de
otras épocas. Nunca dejan de ir a
eventos donde los entendidos dan conferencias sobre el tema. Nunca se lo pierden y lo graban todo para estudiarlo.
Una de esas noches, cuando estaban más
exaltados contando lo que había dicho Iker Jiménez en su programa, observaron
como algo se movía en la superficie del agua.
Era una sombra con forma de mujer, casi etérea, ligera, grácil. Esa sombra se fue aclarando y los chicos,
primero perplejos, reaccionaron para sacar sus móviles y empezar a sacar fotos
y videos del suceso, antes de que aquella visión se disipara. Después, cuando se dispusieron a verlo, se
quedaron de piedra; ¡era verdad!, todo lo que habían creído ver era cierto…Tendrían
que compartirlo en Cuarto Milenio.
Al leer tu relato, recordé lo que en mi juventud llamábamos cuentos de espantos. Nos encantaba sentarnos a contar historias inventadas para despertar el terror entre quienes nos escuchaban y, a veces, hasta quienes contábamos terminábamos contagiándonos del miedo de los otros.
ResponderEliminarPor tu relato se nota que eres una forofa del programa Cuarto Milenio. MªDolores.
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