Cansada y con ganas de desconectar
de una semana agotadora, tomé la decisión de coger el coche, mi perrita y poner
rumbo al sur, con la idea de pasar el fin
de semana en el apartamento que acababan de dejar los últimos inquilinos.
Sabía que tendría que llegar
limpiando, pues ninguno lo deja como debería, pero lo que nunca pensé es
encontrarme con lo que hallé; después de un rato buscando aparcamiento, sacar
los bolsos, arrastrar con la perra y por fin llegar al apartamento, cuando abro
la puerta, entro y descubro…, para mi horror, que la casa está invadida por
cucarachas enanas, las cuales entran y salen por todo agujero y rendijas
imaginables.
Solté los bolsos y salí corriendo de
allí. No me lo podía creer…; era mi peor pesadilla…¡Las odiaba! Y tenía que
acabar con ellas cuanto antes.
Corrí a la ferretería más cercana,
me recomendaron unos productos. Subí de nuevo y fumigué como pude, tuve que
salir de allí, porque el aire era irrespirable.
Después de unas horas volví y
descubrí que había salido victoriosa.
Así
que lo que iba a ser unos días de descanso y relax, se convirtió en esta
pesadilla que podría titular “Una canaria contra cucarachas inglesas”, pero lo
que ellas no sabían es que aquí somos de armas tomar.
Muy bien contada esta divertida historia, aunque para la protagonista haya sido una verdadera pesadilla.
ResponderEliminarY eso quedándome corta. Gracias por tu comentario.
ResponderEliminarMima fuiste muy valiente para correr a la ferreteria y darles más tiempo para adueñarse de tu casa. !Qué asco!. MªDolores.
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