MÁGICO VALLE DE GÜÍMAR
Tres momentos insólitos para este relato cierto.
Tengo once años. Estoy en la costa de Güimar, no hay electricidad y salgo al baño que está afuera, en el patio. Es una noche oscura y, a lo lejos, por la montaña del Socorro veo luces extrañas, de acá para allá, moviéndose con rapidez. Le pregunto a mi tío qué es aquello y él, con una sonrisa, me dice que es el alma del feroz pirata Cabeza de Perro, ajusticiado a garrote vil en Santa Cruz, a principios del siglo XX.
Veinte años después, ya la autopista hecha, paso por allí por donde vi las luces, a eso de medianoche y de pronto nos envuelve una nube blanca y espesa; no se ve nada. ¡Para, para!, me dicen quienes me acompañan. Al aparcar, esa niebla extraña se disuelve. ¡Qué extraño!. Es agosto.
Años después, vamos al barranco de Badajoz, que está en el fondo del valle, donde se cuenta que salen naves del mar para desaparecer en el fondo de la montaña. Sacamos fotos sobre unas rocas. ¡Oh, sorpresa!. Las fotos salen bien. Solo una parece extraña. Una en la que aparece mi hijo y frente a él una inaudita nube en forma de M. Mi hijo se llama Maxi.
Casi seguro que por allí hay extraterrestres.
Esta historia en tres planos temporales dentro de un mismo espacio narrativo me pareció genial. Me encantó
ResponderEliminar¡QUE HAY EXTRATERRESTRES!, ¡CUIDADO!. A VECES OCURREN COSAS INAUDITAS, ESO ES LO QUE TE HA OCURRIDO A TI.LA FOTO EN QUE APARECE TU HIJO ES VERDAD QUE PARECE QUE FLOTA SOBRE ALGO EXTRAÑO
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