Juan llegó con su hija a las fiestas de julio, donde le habían invitado sus amigos del pueblo. La joven Sara se despidió de su padre, diciendo que iba a estar con los jóvenes en otro extremo de la plaza. El caso es que nunca llegó donde estaba la juventud reunida. Cuando su padre se enteró de ello, horas más tarde, la buscó por todos lados pidiendo ayuda a sus amigos. Pronto se les unió todo el pueblo.
Sara no aparecía. La llamaban, gritando su nombre, pero nada. Cuando el padre estaba a punto de llegar al límite de su desesperación, Sara apareció. Había ido caminando a las afueras del pueblo a reunirse con otro grupo. Los padres se disgustaron muchísimo y le dieron una reprimenda y un castigo por no haber avisado dónde estaba y haber hecho que jamás olvidaran aquel día de julio.
Querida Paula, tienes una gran imaginación cosa imprescindible para lo que tenemos que hacer en el taller. Bonito relato
ResponderEliminarSencillo relato que nos acerca a la realidad cotidiana, tal cual es, sin estridencias.
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