Sintiéndome embargada por la nostalgia y
la melancolía,
en once líneas, voy a mis reflexiones. Sola recorro los
senderos del día a día, sin el cariño de mi familia, carente
de unas palabras de consuelo, pero no pienso desfallecer.
Sigo luchando contra viento y marea, sacando fuerzas
de lo más hondo de mi ser.
Así me ha tocado vivir esta penitencia, impuesta por
las circunstancias.
A pesar de todo, continúo resistiendo valerosamente,
con toda dignidad y mucho ánimo, hasta que me llegue el
ocaso de la vida.
en once líneas, voy a mis reflexiones. Sola recorro los
senderos del día a día, sin el cariño de mi familia, carente
de unas palabras de consuelo, pero no pienso desfallecer.
Sigo luchando contra viento y marea, sacando fuerzas
de lo más hondo de mi ser.
Así me ha tocado vivir esta penitencia, impuesta por
las circunstancias.
A pesar de todo, continúo resistiendo valerosamente,
con toda dignidad y mucho ánimo, hasta que me llegue el
ocaso de la vida.
Once líneas impregnadas de soledad, efectivamente, pero también de valor y fuerza. Muy emotivo, Dolores.
ResponderEliminarEste relato es profundo y hace pensar; magnifico como todo lo que haces.
ResponderEliminarEres digna de admiración, por el carácter tan fuerte que tienes, pero no olvides que tienes muchas amigas entre las que me cuento, que te queremos y que estamos cerca de ti.
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