Cuando Blancanieves se despertó después de comerse
la manzana envenenada que le había ofrecido la madrastra, no estaba con los
enanitos, como nos han contado toda la vida sino que lo hizo en una tienda de
zapatos lujosos. Mientras daba vueltas
mirando alrededor, su asombro era mayúsculo: ¡todos los zapatos eran de Manolo
Blahnick!. Unos de tacón altísimo, otros
con plataforma, muchos adornados con cristales de Swarovski. ¡Qué lujo tan grande! Y lo peor era que
todos costaban entre mil y mil quinientos euros.
Antes de
quedarse dormida, todo estaba muy barato pues el euro no existía. Con doscientas pesetas se compraban los
mejores zapatos , en aquel entonces, estaban de moda. Tras despertar, todo había cambiado y ¡de qué
manera!.
Suerte que, al
abrirse la puerta de la lujosa zapatería, vio como entraba su príncipe azul y
él le regaló los zapatos más bonitos entre todos los Manolos carísimos que allí
estaban. ¡Lo que iba a sufrir la
madrastra!
Buen relato. Bien resuelto, Luisa. Ingenioso y divertido, jugando a tu antojo con los personajes, mezclando realidad y ficción.
ResponderEliminarTe superas cada día,es fantástico tu relato, me ha encantado.
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