La niña tiene 9 años y mucha imaginación. Su madre había observado, que su hija hablaba
sola a través de la ventana de su habitación.
Lo hacía con alguien a quién llamaba Princesa. Eso la preocupaba.
- ¿Con quién estás hablando, hija? – le preguntó su madre –
-¡Con mi amiguita! –
- ¿Quién es? ¿la conozco? ¿Cómo se llama? – insistió su madre
- ¡Se llama Princesa y
es muy alegre y divertida! .
Un día la madre le preguntó a la niña si había visto los
pendientes de perlas, que tenía en el joyero, la menor se quedó pensativa….
-¿Seguro que los tenías en el joyero, mamá? – le preguntó- .
La madre pensó que los había extraviado y se olvidó de ellos.
A la noche siguiente fue a darle las buenas noches y a
arroparle, cuando la oyó hablar, con alguien. Reían y gritaba. Se quedó
intrigada preguntándose quién sería esa amiga con la que su hija se lo estaba
pasando genial.
Abrió la puerta de la habitación y dio un grito al ver a su
hija dando saltos en la cama con un ¡chimpancé!, peludo con unas grandes orejas
¡y tenia puestos los pendientes de perlas que había perdido!.
-¡Hola mamá es mi amiga de la que te hablé! –le dijo a su
madre
- ¡Princesa, es mi mamá!.
La mona saludó a la asustada madre, dándole la mano.
¡Qué bueno, Nati! Ingenioso y divertido, tanto que has alegrado mi mañana de miércoles, regalándome unas risas.
ResponderEliminarSolo podía salir una historia así de tu ingenio y buen humor.
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