Una de las
películas que más me impactaron en mi niñez y que se me quedó grabada en la
memoria, fue “Los crímenes del Museo de Cera”.
Después de verla, estuve mucho tiempo soñando con ella, como mataba a
las mujeres para luego cubrir sus cuerpos con cera y reconstruir con ellos
figuras de personajes famosos. Otra
película inolvidable, esta vez por lo romántica que era, fue Sissi.
Y si hablamos de actores, uno por el que sentí un amor platónico fue
Rock Hudson. Era un hombre tan guapo,
tan alto y la mirada tan pícara. No me
perdía casi ninguna de sus películas y guardaba sus fotos. Cuando pasaron los años y un día vi en las
noticias que había muerto de sida y se habló tanto de su vida no pude evitar
pensar que me seguía gustando a pesar de su condición de gay.
Cuando era
niña, sólo ponían películas los domingos.
Para ir al matiné iba con mis amigas y reunía el dinero durante la
semana, haciendo mandados para poder comprar, en el carrito que ponían afuera
del cine, muchas golosinas: regaliz, caramelos, paragüitas; que era un chupete
en forma de paraguas, que estaba buenísimo.
Me pasaba toda la película comiendo chucherías. Fueron años inolvidables: ¡fui tan feliz con
tan poco!
Película inolvidable aquella que pertenece al territorio de nuestra infancia y juventud, ¿verdad?. La última frase de tu escrito lo resume muy bien: ¡fuimos felices con tan poco!
ResponderEliminarLa felicidad se trata de dar importancia a las pequeñas cosas. Bonito y autentico relato el tuyo.
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