Era una adolescente muy delgada, tanto que los amigos la
llamaban la flaca.
Ella estaba acomplejada porque todos se burlaban de su
delgadez, nadie la conocía por su nombre de pila, sólo por la flaca.
¡Mamá, llévame al médico a ver que puede hacer para subir
de peso!- le dijo a su madre- ¡estoy harta de que se burlen y me llamen la
flaca!.
La madre la llevó al especialista, que le puso un tratamiento para los nervios, pues era tan nerviosa que lo que comía lo quemaba y eso hacía que no subiera peso.
¡Todas las chicas, hacen lo posible para adelgazar y!
¡¿tú quieres engordar?! – le dijo el médico-¿Por qué? ¡ es que me miran con
pena y se ríen !.
Al cabo de los meses, hizo efecto el tratamiento, empezó
a subir kilos, ella estaba que no se lo creía, le cogió tanto gusto a la comida
que comía de todo y aumentaba tan de prisa que su madre se preocupó.
Volvió al doctor, cuando la vio, no la reconoció porque
había subido más de 40 kilos. Le dijo que le cambió el metabolismo, por eso era
difícil bajar los kilos que le sobraban. Pero a ella no le preocupaban, ya no
la llamarían la flaca, la imagen que le devolvía el espejo le gustaba más.
Buena historia Naty y muy en consonancia con la imagen que la provoco, aunque a priori no parezca que título e imagen se correspondan
ResponderEliminarMuy buena descripción de la flaca y la gorda, siendo la misma persona.
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