Cuando yo era niña, en el verano mis padres me
llevaban a casa de mis tíos y allí lo pasaba muy bien. Como era la más pequeña, me mimaban bastante.
Debe ser por eso que aquellas tardes de verano me gustaban mucho. Cuando mis
primos empezaban a tocar toda clase de cuerdas, parecía que las horas no
pasaban y cuando uno se daba cuenta, era ya medianoche.
Otras veces, íbamos a la playa todo el día. Llevaba
papas y las comíamos con lo que mi tío
pescaba. Y cuando el verano terminaba,
volvía a casa, esperando feliz que
llegara el próximo.
Veranos del ayer; dulces veranos grabados con dulzura en la memoria. Me ha gustado tu evocación.
ResponderEliminarSiempre nos impregnas de tus bonitas e idílicas historias que tanto nos gustan.
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