Dando un paseo, vi un bulto extraño
y me acerqué. Nunca pensé que hubiera personas tan malas; lo que me pareció un
paquete era una criatura y estaba dormida.
Era preciosa, la cogí en mis brazos y entonces empezó a llorar. Después de reflexionar mucho sobre lo que
hacer, la llevé a la policía a ver si me la dejaban tener hasta que decidieran
lo que iban a hacer con ella o bien si podía adoptarla pues me encantan los
niños. Nunca entenderé cómo pueden dejarlos abandonados sabiendo que es una
muerte segura. Ésta tuvo mejor suerte,
gracias a Dios, y ahora sonríe y juega ante mis ojos, tan feliz como yo de
haberme tropezado un día con aquel maravilloso paquete.
Sencillo y emotivo relato el de este encuentro con un paquete lleno con el prodigio del amor.
ResponderEliminarEse bebé hubiera sido muy feliz a tu lado, lástima que solo fuera fruto de tu imaginación.
ResponderEliminarSi los padres le van a dar mala vida, mejor es que otros le adopte. Mª Dolores.
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