lunes, 23 de febrero de 2015

¡QUÉ BONITA ES LA VIDA! Mary Rancel.





            Es una dama en el más amplio sentido de la palabra: atractiva, agradable, generosa, optimista y satisfecha con lo que la vida le ofrece. A pesar de haber tenido algunos reveses de salud –poco agradables-, una vez superados, hace borrón y cuenta nueva, o bien, los recuerda sin  acritud. Las cosas pasadas andadas están, no tienen  por qué dejar huella. Esa es su filosofía. A mí me ha servido de acicate en diversas ocasiones. He tratado de seguir su ejemplo pero…, no es fácil alcanzarlo, lo suyo es genético, además de poseer una voluntad inquebrantable.
            Hace pocos días visitó a un especialista de la medicina. El facultativo, después de examinar el resultado de las pruebas que le aportó, quedó sorprendido; fue tal su extrañeza, que le preguntó si las mismas correspondían a su persona. La señora, que es octogenaria, respondió afirmativamente. El médico le explicó que tenía unos huesos como los de una persona de cincuenta años, como mucho, de sesenta muy bien cuidada. El doctor manifestó que en su dilatada  carrera, sólo se había encontrado con un caso similar, el que fue llevado a junta de médicos por lo poco frecuente.
            Recibir una noticia tan buena, hizo que la paciente se sintiera resarcida y feliz; si tenemos en cuenta que otro facultativo había prescrito una intervención de rótula.
            Debo apuntar que esta mujer excepcional, a quien admiro, es una amiga muy querida, no solo por mí, sino por todas las personas que disfrutamos de su amistad.





3 comentarios:

  1. Buenos genes y buena suerte la de esta señora con quien celebramos tan buenas noticias. Motivo de envidia sana, desde luego. Cuidarse sin duda vale muchísimo, aunque también es verdad que no siempre es suficiente

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  2. Merece la pena una mención especial esta amiga tan particular y querida.

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  3. Todos tus relatos me parecen formidables, éste tiene un toque de admiración hacia su personaje que enternece. Ya me gustaría a mí llegar a esa edad con esa fortaleza. Te felicito, por tu relato , y por esa bonita amistad.

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