Un 21 de
julio de 1969, la luna, por medio de una onda magnética, se enteró que venía a
visitarla un terrícola. Se puso contenta
ya que se sentía muy sola y seguro que él le haría compañía. Para tal acontecimiento, se adornó con sus
mejores galas, se maquilló, se perfumó para recibir a su huésped. La luna escucha algo. Creo que llega alguien, parece una nave, está
alunizando, se abre la puerta y baja, ¡qué raro viste!, será la moda que se
estila en la Tierra. Me mira pero no me
saluda, ni me dice nada cariñoso, eso es que no habla mi idioma. Me está clavando algo, voy a ver qué es. ¡Uy!
si es la bandera de los Estados Unidos.
Este terrícola no sabe que soy neutral.
Ahora se pasea, lo examina todo, saca fotos, recoge piedras y polvo; se
aleja, retorna el camino hacia la nave. ¡No me lo puedo creer!, entra en ella,
se marcha. ¡Qué lástima!, una visita tan corta viniendo desde tan lejos. Se nota que no le he gustado. De nuevo me quedo sola, vuelvo a mi rutina
diaria, seguiré iluminando al planeta Tierra, inspirando a los poetas y
esperando que algún músico componga una nueva canción para mí.
Divertido y original enfoque. Me encanta que te atrevas con cosas fuera de la norma. Te arriesgas pero te sale bien. Enhorabuena
ResponderEliminarYa no se que decir respecto a lo que escribes. ¡Eres increíble! Almacenas en tu materia gris infinidad de ideas originales y sustanciosas que me dejan perpleja. Espero lo siguiente con impaciencia. ¡Chao!
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