Hace unos treinta años y pico, pusimos en casa un
mural que cogía casi toda una pared.
Parecía que teníamos un bosque dentro del salón, con árboles grandes que
llegaban al techo y hasta daba la impresión de que querían salir fuera de él. Era muy real.
Tanto que, cuando los niños decían:
-Mamá, vamos a comer fuera – yo les contestaba
-Les pongo la mesa delante del mural y es como si
estuviéramos en el campo.
Pasaron los años y al hacer arreglos en la casa,
tuvimos que quitarlo. Yo siento que, de
alguna manera, está allí todavía pues, cada vez que hablamos del mural, nos
reímos y lo recordamos con cariño.
¡Qué lindo mural y qué linda historia! Tan tierna y dulce, como real.
ResponderEliminar¡QUE BONITO! TENER EL CAMPO METIDO EN CASA Y COMER MIRANDO UN PAISAJE.
ResponderEliminarAqui estamos dos de las que comimos en es bosque plano y nos trae muy buenos recuerdos.Entrabamos a casa y con la misma querias pasear por el......muy bonito mama. Eldi y Miriam
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