Ayer encontré una cajita dentro de un cajón del
armario. Procedí a abrirla pues no
recordaba lo que contenía. Al hacerlo,
observé que guardaba unos bonitos pendientes.
Habían llegado allí, gracias a mi madre, que me
los regaló para que yo los luciera. Así
mismo, me rogó que no me deshiciera de ellos pues, su marido (que es mi padre) se
los había comprado años atrás y para ella significaban mucho.
Su diseño es antiguo y, aunque resultan elegantes,
no me gusta ponérmelos pues me intimidan, al ser extremadamente magníficos,
como de mucho vestir.
Los guardo con mucho cariño, respeto y admiración;
me recuerdan a mis padres y el amor que se profesaban.
De cuando en cuando, los saco de su escondite para
recrearme mirándolos. Luego, los vuelvo
a guardar en su lugar. Forman parte del
pasado familiar.
Dulce historia la de estos zarcillos y el amor que viene unido a ellos
ResponderEliminarLOS REGALOS DE NUESTROS FAMILIARES SUELEN TENER UN ALTO SIGNIFICADO EMOCIONAL, MÁS AÚN CUANDO PROVIENEN DE LA MADRE, A ESAS COSAS LES DAMOS UN VALOR INCALCULABLE. MÍRALOS DE VEZ EN CUANDO, TE DARÁN PAZ.
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