Tengo 12 años, soy una niña y me llamo Natalia. Siempre me pregunté por qué me pondrían ese
nombre hasta que, un día, se lo consulté
a mi madre.
-Mamá, ¿por qué me pusieron Natalia? –a lo que ella contestó
que había sido mi abuela.
Cuando ví a mi abuela le dije
-Oye, abuela, ¿por qué escogiste el nombre de Natalia para
mi?
-Lo elegí porque, en mi juventud, había una actriz americana
muy famosa, era mi favorita y muy guapa, por eso te lo puse. Pero, tú eres ¡más guapa que ella y más
inteligente! –me respondió.
Yo, en el cole, soy una niña muy responsable –eso me dicen
los profesores –aunque lo que más me cuesta es las matemáticas. Mi padre me ayuda mucho y, gracias a él, las
entiendo un poco más porque el profesor las explica una sola vez y ¡no me
entero!
Anoche, lo pasé mal viendo una película por la tele junto a
mis padres. Un grupo de jóvenes hacían
una cantidad de gamberradas que me asustaron. No comprendía como las chicas
podían hacer esas cosas. Por eso le dije a mi madre:
-¡Mamá, no quiero hacerme mayor! ¡Tengo miedo!
-No tengas miedo –me respondió ella –tú eres una chica
buena, responsable y además ¡inteligente!
Yo comprendí que mi madre tenía razón; no debía tener miedo
porque ahora lo que tengo que hacer es estudiar y jugar y…¡ser feliz!
Todo a su tiempo, paso a paso. El típico miedo a crecer de algunos adolescentes, mientras otros quieren hacerlo a toda prisa. La historia siempre se repite y tú la has contado muy bien desde la voz narrativa de una joven de doce años.
ResponderEliminarES UNA PRECIOSA HISTORIA, EN LA QUE LA MAYORÍA DE LAS CHICAS DE ESA ÉPOCA NOS SENTIMOS IDENTIFICADAS, MIEDO HA CRECER Y, MIRAR EL MUNDO CON OTRA PERSPECTIVA.
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