lunes, 10 de diciembre de 2012

OASIS de Mary Rancel




Una joven pareja se alojaba en un elegante hotel situado a las puertas del desierto del Sahara, en Túnez.  Llevaban una semana conociendo el exótico país pero, les faltaba conocer un oasis.  Como ambos poseían un espíritu aventurero, alquilaron un vehículo idóneo para llevar a cabo su odisea.  Aprovisionados de alimentos y agua, emprendieron el viaje hacia lo inexplorado.  Previamente, se habían asesorado muy bien del rumbo que debían tomar y, sabían por sus habitantes, que el oasis más cercano se encontraba a una hora de distancia desde el hotel.
Se adentraron en el inmenso desierto, ilusionados, siguiendo al pie de la letra las recomendaciones recibidas.  Había transcurrido algo más de una hora de trayecto, cuando el vehículo se paró en seco.  Después de examinarlo exhaustivamente, se dieron cuenta de que se le había agotado el combustible y que se encontraban a la deriva, desorientados.  Dudaron qué debían hacer y optaron por dejar el coche y continuar a pie; no podía faltar mucho para encontrar el deseado oasis.  Cogieron algunos víveres y una cantimplora con agua y se pusieron a caminar bajo el ardiente sol.  Pasado un largo rato, la chica no pudo más y cayó desfallecida sobre una duna de fina arena.  Se les había agotado el agua y los alimentos.  El muchacho se encontraba extenuado por el esfuerzo y deshidratado por el calor, no obstante, sacó fuerzas y cogió a la joven en sus brazos, para continuar andando por el desierto, con su preciada carga, rogando que apareciera alguien que les ayudara.  Al fin, a lo lejos divisó una arboleda.  No será un espejismo, pensó. No, era real.  Con dificultad llegó al oasis, feliz por alcanzarlo y encontrar el agua para su amada que aún permanecía en sus brazos debilitada.


2 comentarios:

  1. Un espejismo hubiera conducido esta historia por otros derroteros menos afortunados que nos hubieran llevado a otro final distinto, ¿se te ocurre alguno? Fue lo primero que pensé al leer tu relato. Me encantaría que me lo contarás.

    ResponderEliminar
  2. No podía dejarlos morir por inanición, sería muy cruel. El oasis es muy recurrente además de real.

    ResponderEliminar