Hoy me
siento depre. La tristeza me está
invadiendo. Salgo a coger aire, camino y
me adentro en un bosque cercano. Un
bosque de altos árboles. Respiro hondo y
me impregno de su olor a pino. Mi mente
divaga. ¡Cuántos amores perdidos en sus
troncos rubricados!. Hay paz y quietud
pero, me siento sola. Dicen que Dios
acompaña; no saben que a ese lo cargo siempre conmigo y… ¡me llevo a su madre
también! aunque, yo necesito a la mía y a muchos otros. Esos rostros los conservo nítidos. Los del Hijo y la Madre, me cuesta pues les
han puesto tantas caras. Yo me quedo con
el tacarontero y la Chaxiraxi y ¡así voy por este planeta! hasta que toque
visitar el otro.
Este bosque
sintió mi soledad.
Me he columpiado por un rato en estos ramajes tuyos, Caya. Incluso en las atmósferas tristes y melancólicas, logras hacer giros ingeniosos que nos dejan a mitad de camino, entre la emoción y la sonrisa. Me encanta.
ResponderEliminarSiempre en tu línea, dela tragedia a la comedia, de la melancolía a la alegría. Eres genial.
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