martes, 8 de enero de 2013

BLANCA NIEVES EN UNA ZAPATERÍA de Dolores Fernández Cano




La alarma del despertador sobresaltó a Blanca Nieves.  Se levantó a toda prisa, se arregló y desayunó.  Aquel iba a ser un gran día.
Sus amiguitos, los siete enanitos, la iban a llevar la verbena del barrio y, por ese motivo, necesitaba unos zapatos nuevos, que le hicieran juego con su vestido de satén.
En una calle transversal a su domicilio, había una elegante zapatería, de modo que, se fue rumbo a ella, rápidamente.
Blanca Nieves, una vez dentro de la tienda, se sentía extraña, pues todas las miradas se fijaban en ella.
-¡Qué guay, es Blancanieves! –comentaban  con júbilo los niños.
-¡No, no es! Es una señorita que irá seguramente a una fiesta de disfraces –replicaban los padres.
La dependienta se quedó petrificada y, tras unos segundos, preguntó angustiada:
-¿Es usted la auténtica Blancanieves?
-Claro, le aseguro que sí, soy Blanca Nieves. Me encuentro aquí dispuesta adquirir unos zapatos bonitos, cómodos y elegantes.
La empleada le enseñó un par con un gran tacón de aguja, pero la dulce Blanca Nieves, agradeciendo su interés, reconoció que con aquellos tacones se caería.
-Prefiero aquellos de charol negro, sin tacón.  Esos son los que me gustan –aseguró.
Después de probárselos y quedar conforme, los abonó con su tarjeta Master Card, saliendo a continuación de la zapatería, eufórica y altanera, dejando a los demás clientes atónitos.


3 comentarios:

  1. Interesante perspectiva, desde la cual se nos presenta una visión diferente de un personaje conocido…, a menos que Blancanieves y Blanca Nieves no sea la misma persona. Jugar con esta ambigüedad, otorga a este relato de un atractivo especial.

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  2. ¿Que puedo decir de tu relato? pues, que me ha encantado.Felicidades

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  3. Que gran imaginación tienes, me encanta todo lo que escribes, sobre todo cuándo unes la fantasía con la realidad.

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