Se fueron de
compras al supermercado Cervantes. No
dejaron el coche por fuera; dejaron el burro. Ir de compras les resultaba muy
difícil. Aquello no se parecía en nada a
su otra vida, a las costumbres de su época. Si querían comer algo, no les
quedaba más remedio, así que, aunque extrañados, con el carrito en manos de
Sancho, Don Quijote se dispuso a hacer la compra.
Muy buen microrrelato, Elda. Ingenioso y divertido.
ResponderEliminarSiempre en tu linea de ingenio y sabiduría que tanto me gusta.
ResponderEliminarTus escritos reflejan mucho de tú personalidad, irradian paz y serenidad, un abrazo.
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