Este
señor duerme a veces en el banco de mi plaza, haga frío o calor. Alguna vez le doy a tomar algo caliente. Inclina la cabeza y me mira. Tiene cara de buena persona y es ¡un cacho de
hombre!; elegante y eso que es un mendigo.
De regreso, sigo andando mientras me pregunto de dónde será, si tendrá
familia, si habrá sido querido en otros tiempos, arropado por una madre, amado
por una mujer. Parece culto y por los
rasgos creo que es escandinavo.
Me
gustaría dejar mis prejuicios a un lado y sentarme con él, que me contara su
vida y con lo que me dijese hacer un relato para llevar al taller, sería
interesante. Por ahora, solo me he
atrevido con esto. ¡Qué Dios le ayude!
Buena caza la de tu personaje. Ojalá que un día te animes a preguntarle cosas y que las respuestas vengan, servidas en forma de relato, a este blog y a este taller.
ResponderEliminarMagnifico relato, salido de la realidad de la vida de un hombre con apariencia de buena persona. ¿Quien sabe el motivo de su situación? Tú puedes, estoy segura de que pronto escribirás sobre esa persona especial.
ResponderEliminarDe tu narración me ha extrañado, que no te decidas a dare conversación. Pero también hay que tener cuidado.
ResponderEliminarMª Dolores.