Soy un
banco muy feliz. Vivo en un parque muy hermoso, lleno de árboles y plantas
preciosas. Me encanta estar aquí. Me despierto muy tranquilo pues siempre tengo
a alguien acostado o sentado en mí, durmiendo o leyendo el periódico. Muchas
madres vienen a pasear con los niños y pasan el rato a mi lado. Más tarde, los
chicos se ponen a estudiar sobre mí, pues donde estoy es un sitio muy tranquilo.
También hay parejas que pasan la tarde haciéndome compañía con sus arrumacos, que yo
no voy a contar aquí pues eso es un asunto íntimo entre ellos. Algunas veces me
escriben, pero el agua de la lluvia lo borra casi todo. No me olviden que yo estaré aquí
por todos los años venideros, si me cuidan y no me rompen.
¡Qué buena compañía es este banco, sí señor!, además de amable, cariñoso y confortable…, ¡es absolutamente discreto!. Todo un lujo. Y es verdad lo que dices, Elda, si lo cuidamos bien, allí lo tendremos durante mucho tiempo.
ResponderEliminarMe ha encantado este relato, un banco casi humano,tranquilo y cariñoso. Muy bien
ResponderEliminar