Soy una
bellaca ama de casa con cuatro hijos y un marido que se cree listo. Él es un
viva la vida que aporta lo justito. Yo le encargo traer un saco de papas, así
lo carga él. Lo trae, me dice el coste,
son veinte euros, ¡ya te lo doy!, le digo. Mientras él se mete en el baño, voy a su cartera, le cojo
el dinero y se lo pongo a la vista para que se cobre.
Como
me dijo el cura al casarnos que lo mío es de él y lo de él mío, yo cumplo
piadosamente su mandato. Amén.
Será bellaca pero a mí me gusta esta piadosa ama de casa que se enfrenta a la vida con exactas dosis de sagacidad y sentido del humor
ResponderEliminarEl diccionario de la RAE., define la palabra bellaco como: pícaro y ruín., lo cual te ha venido a tu narrativa como anillo al dedo. Me gusta que la mujer se rebele. La mujer es esposa no esclava. Mª Dolores.
ResponderEliminarTú eres bella, no la bellaca de la narración. Bonito escrito lleno de la gracia que te caracteriza.
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