Si Rita fuera
espabilada, iría a cantarle las cuarenta a la vecina de arriba, para
reprenderla por arrastrar muebles, pues le deja los tímpanos hechos un asco.
Si Rita fuera
desenvuelta, le declararía su amor al compañero de trabajo por el que está
coladita.
Si Rita fuera
pintora, haría el bosquejo de un retrato a su padre para regalárselo por su
onomástica.
Si Rita fuera
jueza, cambiaría cláusulas del Código Penal.
Si Rita fuera
papisa, renovaría la iglesia católica para introducir a la mujer en el
sacerdocio.
Pero, como Rita solo es
una modesta mujer que trabaja duramente para salir adelante, ¡qué no es poco!,
prefiere dejar todos los cambios al azar.
Deprimente...
Jugar al si fuera por un ratito, para volver a posarse en la realidad y dejar que la vida fluya. A pesar del adjetivo con que terminas, tu escrito nos habla de que, puede que no sea tan deprimente; puede que hasta sea apasionante; nada que cause más expectación que el azar.
ResponderEliminarMe ha gustado tu forma de plantearte el si fuera. Felicidades compañera
ResponderEliminarMuy bonito como. Siempre haciendo gala de tu gran imaginación. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy bonito como. Siempre haciendo gala de tu gran imaginación. Un abrazo.
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