martes, 18 de noviembre de 2014

CRISPÍN, EL CURIOSO Dolores Fernández Cano



Un día oye voces y nota que alguien se apoya en su cuerpo.  Uno le cuenta a otro que a Ramón le ha dado un infarto y no lo ha superado.  Él siente un escalofrío; supone que se refieren al papá que manda las cartas a su hijo, residente en Alemania.  Esas cartas que a él tanto le entretiene leer.  Está visto que ya no se enterará si el zagal contraerá matrimonio con su novia alemana.  Crispín, el curioso buzón amarillo, jamás lo sabrá.



2 comentarios:

  1. El relato desvela la identidad de Crispín sólo al final, para que lo que se cuenta cobre sentido. El lector siente la misma tristeza que el buzón protagonista.

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  2. Hay buzones en los que no debemos confiar. La curiosidad mató al gato y eso que tienen siete vidas. Me ha gustado mucho tu relato, breve, dos veces bueno.

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