Era un niño
muy inquieto y muy vivaz, preguntaba a su familia por todo y sus por qué no
siempre tenían respuesta. Cuando esto
ocurría, él le recordaba a sus padres que ellos le habían enseñado a decir
siempre la verdad.
Conforme
crecía, vio como estos ideales no siempre estaban en concordancia con lo que él
creía que era la verdad. Pensó que no
era tan fácil porque la verdad puede dañar.
Aun así decidió actuar de acuerdo a sus creencias. Elegir la verdad aunque ésta fuera algunas
veces dura, era mejor que mentir piadosamente como él había escuchado alguna
vez...
Una máxima con la que no todo el mundo está de acuerdo. Está claro que es una opción de cada uno, en su modo de relacionarse con los demás. Hay verdades que hieren y lastiman, pudiendo hacer daños irreversibles; en ese sentido yo opino que la sinceridad está sobrevalorada.
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