Tengo que diferenciar al pretendiente del año 1957 con el
actual, año 2015. El de antes era la
chispa, la mirada, el acompañarte a tu casa a la luz del día, el echarte el
piropo. Yo creo que esto se mantiene
casi igual…, la diferencia está en que los pretendientes de ahora son con
derecho a roce, cosa impensable en aquella época.
La verdad es que me siento afortunada en ese aspecto porque,
cada vez que salía de mi casa, ya tenía uno enfrente esperándome. Aún recuerdo el primer piropo o el más que
caló en mí. Fue el de un chico que pasó
cuando yo estaba en la ventana. Se paró,
me miró y, sin más, me recitó este poema:
Quítate de la ventana
no me seas ventanera
que el vino de buena
cuba
no necesita banderas
Me gusta cómo haces uso de los recuerdos y la memoria, para construir relatos evocadores y dulces como éste.
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