Carmen era
una niña muy buena y cariñosa aunque algo perezosa. Su madre la reñía porque siempre estaba
ociosa. Tenía que estudiar y ella se
hacía la remolona y no cogía los libros para repasar, ni por casualidad. Pasaba las horas echada en la cama,
escuchando música. En su casa le decían
que cuando fuera mayor se daría cuenta de las consecuencias, que si seguía así
su futuro iba a ser incierto por culpa de la crisis y de haber hecho el vago.
Carmen
empezó a esforzarse mucho pero, se le pasaba el tiempo y, al final, traía malas
notas. Lo contrario de sus compañeras
que pasaban de curso mientras ella repetía.
Por fin se
dio cuenta de su pereza, se puso las pilas y, mientras las demás disfrutaban de
vacaciones en la piscina, ella estudiaba duro para recuperar las asignaturas
suspendidas.
Finalmente,
aprobó y, desde ese momento, se olvidó de su negligencia y la dejó a un lado
porque supo que ella solo la llevaría al descuido de las cosas importantes,
aquellas a las que estamos obligados.
Buena y sabia decisión la de Carmen que supo darse cuenta a tiempo de su error y tomar nota para no volver a cometerlo.
ResponderEliminarAPLASTANTE REALIDAD LA DE TU RELATO Y MÁS FRECUENTE DE LO DESEADO. EL FINAL FELIZ, ES UN REVULSIVO PARA ANIMARSE Y ESTUDIAR.
ResponderEliminar