El día 7 de
julio fui de excursión al Teide con la Asociación. Aunque haya ido muchas veces, siempre siento
que lo veo por primera vez. El paisaje
causa un impacto tan grande en mí que se me queda grabado en las retinas durante
varios días.
Aunque ahora
no es la época más bonita del Teide ya que no ha sido un año de lluvias, ni de
nieves, los tajinastes no han podido florecer y las retamas están secas, aún
así, los colores de la tierra están tan bonitos y variados que parecen una gran
melena de mujer peinada de mechas rubias.
Siempre
agradezco ir al Teide, por respirar su aire puro y oxigenado que tanto bien le
hace a mi organismo y, sobre todo, por regalarle a mi mente esa paz que emana
de la naturaleza y que hace que me sienta más cerca del Cielo y me ayuda a
olvidar los problemas de la Tierra.
Al leerte, no pude evitar acordarme del nombre que le damos los canarios a ese lugar del que nos hablas: El padre Teide. Un padre protector, energético, generoso en colores, contrastes y belleza. Te confieso que en mi ejerce el mismo efecto del que nos hablas
ResponderEliminarERES UNA TRANSMISORA DE SENTIMIENTOS QUE CALAN EN EL LECTOR. TE FELICITO.
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