Cuando se
abrió el telón y salieron los actores a escena, yo la miré a los ojos y ella me
dijo: “Perdón, señor, le ruego aunque no sea el momento idóneo, me conceda el
primer papel de esta obra, ya que me encuentro preparada para ello. He pasado todo el verano, estudiándolo y me
lo merezco.”
Después de
escuchar tal atrevimiento y osadía, le respondí: “Accederé a tu petición, sin
embargo, te voy a exigir mucho más, no te perdonaré ni un solo fallo, a pesar
de ser mi hija”.
Muy logrado, Dolores. Ese cierre final lo borda. Sencillo y sin estridencias, es un buen microrrelato.
ResponderEliminarTu imaginación vuela como el viento y siempre en sentido positivo. Bonito relato.
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