Cuando se
abrió el telón y salieron los actores a escena, yo la miré a los ojos y ella me
dijo: “Perdón, señor, ¿está solo aquí?”.
Me asombró su atrevimiento, aún así le contesté con un ápice de
picardía. “No estoy solo, jovencita, me acompañan multitud de personajes, los
que he puesto en escena a lo largo de mi vida”.
Ella, un
poco aturdida, me replicó: “Ah, es usted actor.
Esta obra trata de la soledad del alma, ¿no?. Disculpe si lo he importunado. Ahora, si me lo permite, me gustaría verla,
pensando que soy su compañera de reparto.
Atmósfera poética y sensitiva, donde la ambigüedad juega un papel importantísimo dentro de este microrrelato, que mezcla realidad y ficción, para dibujarnos, de un modo sutil, la soledad, las soledades. Muy bien, Candelaria.
ResponderEliminarCande, en tan pocas lineas no podias expresar mejor, dándole el toque tierno con que nos tienes acostumbrada. Te felicito sinceramente.
ResponderEliminarPoético, tierno y pícaro me ha parecido tu relato. La soledad es un concepto muy amplio y tu as sabido darle contenido. Un abrazo muy fuerte.
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